Durante este año y medio de carrera me he dado cuenta que algunas corrientes no van a la par con la enseñanza global de la psicología dentro de nuestro centro universitario. Hay muchos compañeros que incluso yendo en los niveles más avanzados aún tienen una percepción errónea de lo que es la logoterapia, no excluyo a varios profesores que tanto sus métodos, su orientación y su interés están muy alejados de entender esta, relativamente, nueva corriente. Sin embargo este deseo tan personal de dar a conocer un poco más de esta teoría psicoterapéutica me lleva a transmitir algunos fragmentos que considero importantes para el entendimiento de la logoterapia.
No se en cuántas publicaciones tendré que fragmentar de lo que quiero compartirles, pero les adelanto que todos los fragmentos serán citas directas del libro: «PSICOANÁLISIS Y EXISTENCIALISMO De la psicoterapia a la logoterapia/ Viktor E. Frankl; trad. de Carlos Silva. José mendoza. – 2° ed. – México: FCE, 1978. (Colec. Breviarios;27)
Disponible en línea: http://books.google.com.mx/books?id=QgeZKiOTT7wC&pg=PA13&lpg=PA13&dq=%C2%BFc%C3%B3mo+hablar+de+psicoterapia+sin+citar+los+nombres+de+un+Freud+y+un+Adler&source=bl&ots=MDB11e2xf7&sig=V9-1GT5y4-6YLPOrXqltCG-5v-s&hl=es&ei=mi_aTpGCD8K0sQKW8KilAw&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&sqi=2&ved=0CBoQ6AEwAA#v=onepage&q=%C2%BFc%C3%B3mo%20hablar%20de%20psicoterapia%20sin%20citar%20los%20nombres%20de%20un%20Freud%20y%20un%20Adler&f=false última revisión el día: 03 de diciembre del 2011 a las 08:36 hrs.
Para cualquiera que guste leerlo antes de que termine de publicar los fragmentos. Espero sea de su agrado.
I. DE LA PSICOTERAPIA A LA LOGOTERAPIA
¿Cómo hablar de psicoterapia sin citar los nombres de un Freud y un Adler? Sería imposible, en efecto, tratar de problemas de psicoterapia sin tomar como punto de partida el psicoanálisis y la psicología individual y sin hacer constante referencia a ellos. pues no en vano se trata de los dos únicos grandes sistemas en el campo psicoterapéutico. no es posible borrar mentalmente de la historia de la psicoterapia la obra de sus creadores, obra que podemos calificar de histórica en el mejor sentido de la palabra, pero también en el sentido de lo que ha pasado ya a la historia, es decir, de lo que ha sido superado y sobrepasado por el curso ulterior de los acontecimientos. Ahora bien, aunque se trata o pueda tratarse de superar los principios del psicoanálisis o de la psicología individual, no hay más remedio que tomar sus doctrinas como base de las investigaciones. Stekel ha expresado la verdad con palabras muy bellas, al decir, refiriéndose a su actitud con respecto a Freud, que un enano encaramado sobre los hombros de un gigante puede dominar un campo visual mayor que el gigante mismo.
Los siguientes fragmentos persiguen el propósito de rebasar los límites de toda psicoterapia, tal como ha venido desarrollándose hasta aquí; más, para ello, es necesario ante todo establecer claramente estos límites. Antes de abordar el problema de si es realmente necesario y posible superar tales límites, debemos dejar sentado que la psicoterapia se halla circunscrita, en efecto, a los límites que se trata de superar. Freud ha comparado la obra esencial del psicoanálisis a la desecación del Zuider Zee: así como, en estas marismas, ha ido conquistándose al mar una extensión de tierras fértiles, el psicoanálisis va sustituyendo el «ello» por el «yo», o dicho en otras palabras, va desplazando lo inconsciente por la acción de la conciencia; lo que se ha hecho inconsciente tiene que tornarse consciente mediante la cancelación de las «represiones». La obra del psicoanálisis consiste, pues, en anular el resultado de los actos de represión en cuya virtud se produce lo inconsciente. Vemos, pues, que el concepto de represión cobra, dentro del psicoanálisis, una importancia central, y concretamente, en el sentido de una limitación del «yo» consciente por obra del «ello» inconsciente. De aquí que el psicoanálisis vea en el síntoma neurótico una amenaza contra el yo, una despotenciación del mismo como conciencia, y esto hace que la terapia analítica se esfuerce por ir rescatando del campo de lo inconsciente los contenidos vivenciales reprimidos, para restituirlos al mundo de la conciencia, incrementando así la órbita de poder del yo.
Análogamente al concepto de represión en el psicoanálisis, vemos que en la psicología individual desempeña un papel fundamental el concepto de arrangement (simulación). Con el arrangement trata el neurótico de exculparse. No se intenta convertir algo en inconsciente, sino descargarse de responsabilidad; el síntoma es quien tiene que cargar con la responsabilidad, descargando de ella al paciente. (…) la terapia de la psicología individual se propone hacer al hombre neurótico responsable de su síntoma, incorporar el síntoma a la esfera de la responsabilidad personal, ampliar la órbita del yo mediante un incremento de responsabilidad.
Vemos, por tanto, que el psicoanálisis, representa en última instancia una limitación del yo en cuanto conciencia, y, para la psicología individual, una limitación del yo en cuanto responsabilidad. Ambas teorías incurre en una limitación concéntrica de su horizonte científico: en un caso, se limita concéntricamente a la conciencia del hombre, en el otro, a su responsabilidad.
Pues bien, reflexionando imparcialmente sobre los fundamentos radicales del ser humano, vemos que la conciencia y la responsabilidad constituyen precisamente los dos hechos fundamentales de la existencia humana. Lo cual traducido a una fórmula antropológica fundamental, podría expresarse así: ser-hombre equivale a ser-consciente-y-responsable. tanto el psicoanálisis como la psicología individual ven, por tanto, solamente uno de los lados del ser-hombre, uno de los factores de la existencia humana solamente, cuando son los dos aspectos juntos y combinados los que ofrecen la imagen total y verdadera del hombre. Si nos fijamos en su punto de partida antropológico vemos que el psicoanálisis y la psicología individual se contraponen; sin embargo, sus antagonismos se revelan, ya en este punto, como complementarios. Llegamos, así, con base en este análisis científico-teórico, a la conclusión de que las dos doctrinas representativas en el campo de la psicoterapia no son el producto de un azar producido en la historia del espíritu, sino que han surgido, por el contrario, como resultado de una necesidad sistemática.
(…) Por razones heurísticas al menos, deberemos abrazar en todo momento el punto de vista de que la psicoterapia, en cuanto tal, no tiene competencia para entrar a discernir todos los problemas de concepción del mundo, puesto que la psicoterapia, con sus categorías fundamentales de los «sano» y lo «enfermo», tiene necesariamente que fracasar ente los problemas referentes al contenido de verdad y a la validez o invalidez de una formación espiritual cualquiera. Si la mera psicoterapia se dejara llevar por el afán de emitir juicios en este terreno, caería inmediatamente en el error del psicologismo.
Por tanto, si queremos luchar contra las desviaciones psicologistas de la psicoterapia tradicional, eliminando definitivamente estas desviaciones, es necesario que sepamos complementar la psicoterapia al uso mediante un nuevo procedimiento. Del mismo modo que, en la historia de la filosofía, el psicologismo ha sido eliminado y críticamente superado mediante un logicismo, asi también el psicologismo dentro de la psicoterapia debe ser superado mediante algo que llamaremos — atendiéndonos a esta analogía — la logoterapia. La misión de esta logoterapia sería, precisamente, la que encomendabamos a una «psicoterapia que arranca de lo espiritual»; es decir, de complementar la psicoterapia, en el sentido estricto de la palabra, llenando aquella laguna que primero intentamos deducir teóricamente para luego verificarla a la luz de la práctica psicoterapéutica. Sólo la logoterapia tiene títulos metodológicos de legitimidad para, renunciando a desviarse por los caminos de una crítica inadecuada o de una argumentación heteróloga, volverse hacia la discusión inmanente de los problemas de concepción del mundo, entrando en debates objetivos e intrínsecos en torno a la angustia espiritual del hombre que sufre psíquicamente.
La logoterapia no puede, ni debe, naturalmente, sustituir a la psicoterapia, sino solamente complementarla (y aún esto, sólo en ciertos y determinados casos). De hecho, lo que la logoterapia se propone, lo que quiere, es ya una realidad dede hace mucho tiempo, realidad que constantemente se repite, aunque de modo poco consciente y, en la mayor parte de los casos, hasta inconsciente. Lo que nos preocupa, sin embargo, es el problema de si, y hasta qué punto, la logoterapia existe, no de facto, sino de iure.
Para llegar a este esclarecimiento, en una investigación orientada hacia lo metodológico, debemos separar, por razones heurísticas, los componentes logoterapéuticos de los psicoterapéuticos. Pero sin olvidar nunca, al proceder así, que ambas clases de elementos se combinan y forman una unidad en la práctica de la psicoterapia.